De pronto y sin darme cuenta empecé a cambiar. Espinas duras como de acero brotaban de mi ser. Algunas con mucho dolor, otras con gran tristeza, y las demás con tanta rabia...
Una plataforma roja. Sobre ella: la niña. Está descalza. Lleva un vestido negro. Está parada en el medio, muy quieta. Escucha a su padre erguido sobre una estaca que se levanta frente a ella...
Yo era una princesa controladora, soberbia, mandona a quien no le gustaba jugar; si yo jugaba, era a someter a los demás. Yo quería tener la atención de todos y de todas y hacerme cargo de todo el reino...