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Espinas que se van

Para mi Hada Madrina Paula M Escobar
Por: Ana Milena Franco (Hess)  /  Mayo 2018

Todavía recuerdo ese ser inocente, regordete, miope y constantemente sonriente, hace ya muchos años.

Confiaba en todo el mundo, quería a todos y todas; amaba los animales. La gata de la casa me busco cuando estaba lista para dar a luz a sus gaticos; la acomode y la ayude en su proceso con una naturalidad asombrosa a mis cortos 5 años.

A través del proceso de la vida hubo tantas humillaciones, burlas, desde el colegio en primaria; engaños y mentiras del compañero de vida; desilusiones de amig@s y profesores, supuestos modelos a seguir.

La dicha y el inmenso amor para los dos hermosos pequeños seres a quienes di la vida fueron siempre una gran ilusión, incentivo para seguir Adelante, y muchas veces la única razón para vivir.

Los engaños de colegas, el desamor, las negligencias; la injusticia, el maltrato y la discriminación repetitiva en un país adoptivo.

La inseguridad y la violencia, nos separaron de nuestro país nativo.

De pronto y sin darme cuenta empecé a cambiar. Espinas duras como de acero brotaban de mi ser. Algunas con mucho dolor, otras con gran tristeza, y las demás con tanta rabia.

Me di cuenta de que ya no sentía; no dolía. El ser ignorada, humillada, maltratada, discriminada, desentendida.

Pero había espinas de rabia, de resentimiento, de odio.

Reír a carcajadas o vivir sonriendo ya era difícil. Amar se volvió cada vez mas lejano.

Estaba llena de duras espinas cual puercoespín! Me protegían, pero a la vez me aislaban.

El cambio era notorio y preocupante. Llame y pedí ayuda. Y el Hada Madrina allí estaba.

Decidí que había que cambiar; mejorar, sentir de Nuevo, sonreír, reír a carcajadas, aceptar, amar. Descansar, disminuir la prisa y oler las flores en el camino.

Y ha sido un proceso de un año. Poco a poco a través de muchas aventuras dulce-amargas, de viajar a los momentos, recorrer, entender, llorar, doler, sentir, curar.

Lentamente esas duras espinas fueron disminuyendo hasta desaparecer; algunas con dolor y llanto, otras dulcemente.

Y de Nuevo puedo ver en mí al ser de suave piel, agradecida por la vida. Puedo ver y apreciar lo hermoso, lo dulce.

Acepto lo injusto como parte del vivir y el aprender. Entiendo las fallas, las faltas, los malos entendidos, y hasta las malas intenciones.

He florecido de Nuevo. Flores hermosas y frescas han brotado en lugar de las duras espinas. He vuelto a sentir mi corazón latir. El frio se ha derretido.

Siento el calor de la vida en mí.

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